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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.
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3.5.12

MI DÍA DE "YO, SENSIBLE"

Cuando crees que todo se está confabulando a tu favor, te entra la seguridad, inflas el pecho y sonríes pensando "soy un éxito", pero no. Todo lo contrario, estudias para un examen que parece escrito en alguna antigua lengua hebrea; Madrugas, viajas interprovincialmente, para conseguir... NADA; Preparas todo para, lo que esperas sea, un lindo día y sólo recibes una lista detallada de lo que hiciste mal. Cuando las expectativas son más altas, la caída duele más. Solo quisieras poder decir "Trágame tierra" y que alguna fuerza sobrehumana te conceda el pedido.

Es frustrante que las cosas no salgan como te gustaría o como las habías imaginado. No puedo evitarlo, soy de las personas que se ilusionan rápido, idealista, una DRAMA QUEEN; basta conocer una parte de la historia, para plantear un posible final feliz. Suelo ser intuitiva, pero odio cuando mi imaginación sobrepasa el "no vivas en futuro, vive en el presente". Son esos momento en los que solo necesitas un abrazo y alguien que repita incansablemente, "todo va a estar mejor", Aunque tu no lo creas, aunque esa persona tampoco lo crea. A veces las mentiras tontas ayudan a que engañemos el ego y, una vez más, exclamemos "soy un éxito".

El miedo a la derrota es grande y a la derrota pública es aún mayor. Por eso a veces callamos, cuando tememos no salir "winners" dentro de nuestras expectativas. Y seguimos callando cuando nuestras ilusiones se desploman ante nuestras narices. Nadie entiende, nadie sabe, solo están ahí para, en su desconocimiento del caos emocional que se desata en nuestro interior, martirizar más nuestra tristeza con sus historias de logro y excelencia. Y nuestros compañeros, amantes, novios e ignorantes de nuestro sentir, son la pieza que falta en el rompecabezas de cómo clavar el puñal en la herida sangrante y palpitante, con reclamos, críticas y el infaltable listado de "las 15 cosas que odio de ti".

19.11.11

Renuncio

Como mujer, la sociedad nos ha puesto muchas trabas, obligaciones y limitaciones. Nos relegaron a ser un accesorio de los hombres. Gracias a muchas activistas dicha situación a ido cambiando favorablemente para nosotras; sin embargo, nuestros y nuestras antepasados nos condenaron a seguir viviendo con ideas machistas en nuestro inconsciente y por eso digo, RENUNCIO.

RENUNCIO a bajar la cabeza y callar.

Algunos hombres de hoy no son muy diferentes a los de ayer; aún, les sigue calando nuestra voz cuando la alzamos para decir "SI, esto me molesta". Y se niegan a escucharnos y validar nuestras palabras como datos de cosas que nos lastiman y recomendaciones para no hacernos daño. Tan solo, oyen algo que no es un halago y cierran sus oídos y sus mentes como un mecanismo de censura ante nuestras "tontas y vacías quejas."

RENUNCIO a ser un accesorio.

Algunos hombres de hoy no son muy diferentes a los de ayer. Esos que nos ven como parte de un aparador de juguetes, donde eligen los más costosos, los más bonitos, los más llamativos para presumirlos con sus amiguitos. Luego, cuando se aburren del mismo objeto, buscan otro nuevo y reemplazan el antiguo. Y te botan tal cual un trapo viejo, menospreciando lo valioso de tu ser, y se van dejando heridas, arrebatando tesoros. Solo se van. 

Y tú, ¿a qué renuncias?

Continuará...



15.11.11

Víctima

Las cosas se pusieron demasiado turbias para Roxana. Ella era una chica bastante sensible y depresiva. En una semana, todo lo que tenía se hizo nada. La seguridad que había ganado se resquebrajó al punto de sentir odio hasta de seguir viva, consciente para ser espectadora en primera fila del hundimiento de su mundo perfecto.

Roxana vivía con su mamá, una mujer muy paciente, cariñosa y dedicada a su hija. El padre, ella nunca lo conoció. Abandonó a su madre cuando se enteró que estaba embarazada; tenía una abuela desquiciada por el "qué dirán", cuyo hijo era un ratón que se escudó hasta el final tras las faldas de su mami para no aceptar la responsabilidad de cargar con una bebé. Así pasa cuando sucede, así de fácil se les acaba el amor.

Su madre había empezado a salir con un tipo. A Roxana, la noticia le cayó como un balde de agua fría, pero no hizo drama alguno, para evitar altercados . La apreciaba mucho y tenían una relación tan estrecha como para distanciarse.

Era una semana difícil, mil exámenes. Roxana estaba a un semestre de graduarse y decirle adiós a la Universidad, pero andaba medio mal en un curso. Lo llevaba por tercera vez y tenía que pasarlo o renunciar a todo. Parecía que estaba vez, ella lo iba a lograr. Le faltaban un par de puntos, se había esforzado todo el ciclo. En esos días, el tipo se mudó a vivir con ambas. Ya se conocían desde hace algunos meses, parecía ser un buen hombre. 

Por fin llegó el miércoles, el día del examen de Roxana, el más importante. Estaba tan bien que solo necesitaba responder un par de cosas para aprobarlo. El tipo ya llevaba desde el lunes en casa. Roxana sale de bañarse, directo a la cocina, como lo hacía cada vez que no encontraba algo. 

-¿Mi mamá? 
-No está, salió temprano. (se lo dijo sonriendo).

Ella se va a su habitación y cierra la puerta, sin seguro, como siempre lo hacía. Se quita la toalla y alguien la toma por el brazo. Era el tipo, el novio de su madre. El muy idiota, se coló en su habitación. La tiró sobre la cama y la ultrajó. Después de haberla lastimado, solo tuvo el descaro de amenazarla para que no se lo diga a mamá. Roxana asintió llorando. Él se fue y ella solo se encerró, sola, en silencio a llorar.

Por la noche, llega su madre. Y ella escucha, desde su habitación, como el muy idiota le contaba lo preocupada que estaba por ella, que estaba rara y que lo atacó sin razón alguna. Mamá entra a buscarla, ella la abraza y rompe en llanto. Lo observa con rabia; le grita en la cara lo que le había hecho. Su madre, se queda desconcertada, no sabe cómo reaccionar. Él la desmiente. 

-Vez, te dije. Me atacó desde que llegó.

Su madre, se queda en silencio por un momento. Levanta la mirada y se dirige a Roxana.

-No puedo creer que me estés haciendo esto. Sabía que ibas a estar en contra de que yo rehiciera mi vida. Pero esto, es demasiado.

Roxana, no entiende nada y solo atina a llorar. Sabe que de aquí en adelante estará sola y que ese hombre ganó.

Al día siguiente, se levanta muy temprano, antes que todos lo hagan. Lamentablemente, ese hombre hizo más que agredirla sexual y sicológicamente. Acabó con todas sus metas. Su ausencia en el examen fue el final de su carrera y ella lo sabía. Ahora solo quería que él pague por lo que le hizo. Decide denunciarlo. 

Una sociedad tan machista como la nuestra, solo pudo hacer algo con Roxana, hecharle la culpa de su propia desgracia. No quisieron tomar su denuncia. La trataron de fácil, perra, puta. Solo fue una tortura pisar esa estación de policía. 

Y el calvario apenas empieza para ella. En una semana vio cambiar su mundo. La relación con su madre se rompió, ella no creyó en sus palabras. El maldito tipo sigue en su casa. Perdió años dedicados a su carrera, por un día fatídico. Y la sociedad la obliga a resignarse a su destino y la culpa y hace sentir vergüenza de lo que un hombre hizo con ella, sin ser ella partícipe. 





11.7.10

CAMINOS CAMINOS...

Han pasado dos años, en el camino, se quedo una amiga, una hermana, todo y me permito exagerar, infinitamente todo. Hoy, me detengo en un punto a mirar hacia atrás, observo atentamente todo el trayecto que recorrí de la mano de alguien que positiva y negativamente implicó una transformación en mi. Es tan exhuberante la cantidad de personas que llegan a nuestra vida y como vinieron se van. Más espectacular aún, caer en la cuenta de que los que te siguen el paso, conforme transcurren los años, son menos. Es nostálgico abrir el libro de los recuerdos y descubrir que quienes prometieron ser para siempre, tomaron desvíos, calles aledañas, doblaron a la izquierda, doblaron a la derecha, simplemente se estacionaron y no continuaron conduciendo por la autopista de nuestras vidas; tantos sentimientos encontrados, pues también, resulta reconfortante poder mirar hacia nuestros laterales y descubrir que pocos, pero valiosos, siguen andando a cada lado, como ángeles guardianes.

Todo lo ante dicho tiene un porqué. Si bien, muchos se desviaron de mi camino, yo también me desvié del camino de muchos; las circunstancias, los momentos, los espacios muchas veces conspiran en contra nuestra, pero no debemos esperar a que las circunstancias se adecúen a nosotros, sino nosotros acoplarnos a como se dan las cosas. Enamorarse se puede considerar como una circunstancia, pues modifica el tiempo del que disponemos para nuestros amigos; es inevitable, así sucede.

Hay cosas que una debe tener clarísimas. Tener enamorado, novio, etc, no es sinónimo de olvidar que tenemos amigos. Nuestros amigos siempre deben tener un lugar en nuestras vidas; si no es así, quizás algún día mires a los lados y descubras que estás sola, pero nadie se desvió de ti, tú te desviaste de todos. Hay chicos que no entienden que nuestros amigos son tan valiosos para nosotras, como lo son los suyos para ellos; es importante tener en cuenta que la persona que te quiere, respeta tus espacios y busca verte feliz. Recalco, no hay nada más triste que encontrarse sola.

22.6.10

Direcciones opuestas

La estabilidad nunca los caracterizó; Mil peleas y palabras punzo cortantes fueron más bien el sello de su relación. Astrid estaba enamorada, más enamorada de él que de sí misma. Rodrigo sólo amaba divertirse con ella y a costas de ella. Historias de un amor, para nada, simplemente las tormentas. El par iba en direcciones opuestas; mientras el tiempo transcurría, Astrid soñaba con la promesa de eternidad; mientras las horas volaban, Rodrigo desesperaba porque llegará el momento para terminar. Pues sí, hay cosas que se vuelven tan cotidianas como el saludo, en el caso de estos dos, jugaban a ponerle fin a lo que parecía ya no ir más.

Es posible jugar, pero no existen juegos eternos; es posible ganar o simplemente perder "GAME OVER" y terminar la ficción para volver a la dura realidad. A veces, caes de una nube imaginaria y estrellarse contra el pavimento de las verdades crueles no es nada satisfactorio, no es nada divertido, posiblemente, totalmente inesperado. "POSITIVO", fueron los cinco minutos más traumáticos para Astrid, mucho más caótico el resultado de su impaciente espera. Dos líneas de un rosa tenue se dibujaron sobre sus ojos, dos líneas de un rosa tenue quebraron sus sueños, sus objetivos y sus planes a futuro. Un embarazo a los dieciocho no estaba contemplado, había muchas cosas que hacer antes; "Para aprender hay que equivocarse", para su desdicha, hay errores que simplemente no pueden enmendarse. Al parecer, en la práctica su consejo primordial no le era TAN efectivo. Sin embargo, no estaba triste; no se sentía abatida, no era el fin. Quizás era el comienzo de una nueva vida.

-Cosi, necesito hablar contigo- dijo Astrid.
-Dime, Trish. Rápido, flaca, que ya safo.
-Ya, Rodri, pero no puede ser rápido, es algo muy díficil de decir.
-Habla, gorda.
- Cosi, es que...
-Es que??!...
- Es que...
-Es que??! Astrid, no juegues con mi paciencia, sabes que odio eso.
-Ya ya ya ya... Cosi, estoy embarazada.
-...

Astrid contenía una serie de sentimientos encontrados; Era alguien nuevo, era suyo, era de su amor; era un problema, era una preocupación, era prematuro, era inesperado; sin embargo, ella lo soñó, lo planeó. Simplemente, llegó antes de lo pensado y no por eso no iba a recibirlo con las algarabías que ese pequeño ser merecía. No estaba sola, tenía a Rodrigo al lado y el nuevo invitado a la historia los uniría más; Lo amaría, los amaría, la amaría, la amarían.

-... Cosi, dime algo. Vas a ser papá.
- NO...
- No?
- NO
- ¿cómo que no? Rodrigo, es nuestro, es de los dos.
- Astrid, tú eres una persona muy buena onda y me caes bien, pero, flaca, no te quiero y no quiero atarme a ti ni a un hijo. Mi---
-Pero, yo te amo, no puedes hacernos esto.
- Mírame, ¿crees que yo puedo ser papá? Flaca, madura.

Las ilusiones de Astrid se hicieron nada; ahora sí estaba sola, no sólo sola sino también, decepcionada; el juego se acabó. Este adiós era definitivo.

2.5.10

El síndrome de la amistad olvidada

Una vez tuve una amiga que era casi una hermana para mi. Disfrutábamos del mayor tiempo posible juntas. Conocía sus más íntimos secretos y ella los míos; parecía ser una amistad de esas que duran para siempre; sin embargo, en el momento menos esperado, llegaron personas valiosas e irremplazables a nuestras vidas; cada una de nosotras vivió posiblemente lo que será el mejor recuerdo de nuestra ingenua adolescencia. Digo "ingenua" porque a pesar de los incansables esfuerzos que hacíamos por demostrar que habíamos vivido en demasía, siempre resaltaba una camuflada inocencia detrás de capas de maquillaje que buscaban ocultar nuestra menuda edad. No aborrezco su dicha, en lo absoluto, en todo momento apoyé sus decisiones a pesar de mis opiniones; es ese el trabajo de una amiga, creo así. Sin embargo, me topé con una amistad que prometió, pero no cumplió, ser eterna, leal, incansable e incondicional.

Una tarde de otoño, alguien se enamoró; por la cercanía de esta persona, su alegría era mi dicha, sentí felicidad por contemplar su entusiasmo, por contemplar cuanto amor irradiaba. Esa persona era mi hermana espiritual, era el primer número de mis llamadas recientes, era el 90% de mis mensajes, era protagonista de mis fotos, era mi compañera de las tardes aburridas en las que solo quieres sentarte y hacer nada, era mi cómplice de travesuras, de maldades, de venganzas, de todo, absolutamente todo. Ahora no es nada, solo es un saludo en el messenger y una pregunta vacía y totalmente desinteresada de ¿cómo estás? a la que respondo cual desconocidas con un "Bien y ¿tú?". Como un huracán, el transcurrir del tiempo se llevó la mano que apretaba la mía para hacerme sentir que estaba presente, dibujó un abismo, una muralla, un cerco perimetral que resguardaba su vida de mi presencia molesta, ese maldito huracán se llevó mis secretos, se llevó mis frustraciones, se llevó mis recuerdos, se llevó a mi amiga.

Sé que el verdadero amor llega en el momento menos pensado y hay que alimentarlo, mantenerlo y cuidarlo; sin embargo, me encuentro confundida al descubrir que hay amores que se esfuman, que se mueren y se reemplazan. Es así, alguien remplazó el grueso de sus amigos, por un amor que presume será eterno. Y es ahí donde me pregunto, ¿El amor y la amistad no pueden ser parte de una relación colateral? Yo pienso que si y trató de ponerlo en práctica, aunque lamentablemente, ya no con los amigos de antes, sino con los pocos que viajan a la par de los años.

A mi corta edad, soy capaz de afirmar que este "síndrome de la amistad olvidada" afecta en mayor porcentaje a mujeres y uno menor a hombres. Y digo, ¡¿Por qué?! ¿Por qué ellos suelen ser más consecuentes en ese aspecto?  La verdad no lo sé, pero  creo que cuando nos enamoramos, tratamos de dar todo de nosotras; el problema es que a veces, incluimos también nuestro tiempo en su totalidad. Basada en mi experiencia personal, entendí que el peor error que podemos cometer es abandonar a nuestros amigos por la pareja, no negaré que en un inició tropecé de está manera, pero el tiempo me hizo reflexionar y caer en la cuenta de que los amigos son indispensables: una relación, a pesar de prometer la eternidad, suele, de vez en cuando, tener altibajos, no ser del todo comprensiva, no tener oídos para escuchar los aflicciones personales y no hay nada más duro que encontrarse sola en medio de una tempestad. Espero en un futuro encontrarme con aquella vieja amiga y percibir más que palabras vacías en sus oraciones dirigidas hacía mí, espero encontrar a alguien parecido a aquella persona que conocí.

6.3.10

Un abrazo, un beso, un "te quiero"...




¿Quién no ha pasado por una mala racha? ¿Quién no ha sentido que cada cosa es peor que la otra? Todo comenzó en casa; por razones algo absurdas, mi engreidor número uno (mi papito) se enfadó desmedidamente conmigo, situación que definitivamente me estresa. Es incómodo llegar a comer y sentir un silencio sepulcral, o sentir que alguien se dirige a todos menos a ti, que no te habla ni para pedirte la sal.  Por fin está situación se terminó, después de casi una semana, él rompió su voto de silencio, me habló, me abrazó y me engrió nuevamente, como su pequeña; porque sí, yo siempre voy a ser su nena consentida. Sin embargo, a pesar de haber finalizado mi tortura, no me siento del todo bien, no me siento nada bien. Mi desastrosa semana incluye también una serie de discusiones altisonantes con mi madre, unas cuantas batallas campales con mi hermana, infinidad de malestares menstruales y pre-menstruales, y una sarta de inoportunas demostraciones de indiferencia de mi amor. Si, chicas, fue caótica.

Cuando una necesita un abrazo y cero preguntas, cuando una necesita un "te quiero" y cero discusiones, cuando una necesita un beso DESINTERESADO y cero estrategias para conseguir esas cosas que les gustan, ellos te dan un abrazo solo si respondes antes unas cuantas preguntas (si no las respondes encima se enojan), una discusión y todo menos un "te quiero" (el "te quiero" viene cuando ya la defecaron mal, acompañado de un "perdón"), un beso que busca ser premiado (si no los premias, poco les falta para pedir que les devuelvas el beso). Todo eso recibí en un día, en el peor de mi infernal semana, acompañado de una invitación a retirarse de su hogar. Una tiene dignidad y es rencorosa hasta decir basta, así que acepte la insinuación y me fui; entre las prisas, agarré el primer taxi que pasó sin pensarlo; a la siguiente calle descubrí que no tenía el dinero que me iba a cobrar el señor taxista, por lo que, con toda la pena se lo dije; el señor, obvio medio que se enojó, me dijo que con el dinero de mi billetera no era suficiente, así que me bajé. Prefería irme caminando a regresar a su casa para pedirle prestado lo que me faltaba. Llamé a mi casi hermana, le conté lo sucedido (tratando de contener mis lágrimas, que vergüenza llorar en la calle). Luego llamé a otra de mis super amigas, de esas que como sea te ayudan, me ofreció encontrarnos para distraerme un rato y de paso prestarme el dinero restante para llegar a mi casa, pero tuvo un percance que no la dejo ir en mi auxilio. Mal mal mal, no me quedó de otra que llamar a ese "amor" que hacía al menos una hora, se mostró totalmente desinteresado porque me iba, sabía que otra vez, una más, me había lastimado con su inconsciente impulso, ese que en este momento me tiene así. Se disculpó y como, (el amor te vuelve idiota) lo perdoné, cuando minutos antes en mi soledad, pensé seriamente en que eso ya había terminado de atravesar mi corazón tal cual anticucho, en que sus "voy a cambiar" no eran más que demagogia sentimental, en que como creyente devota me convertí en agnóstica de sus sermones. Mis lágrimas una vez más fueron en vano.

Los hombres son inmunes a la tristeza femenina, los hombres son reacios a escuchar, a percibir, a estar ahí cuando una los necesita. Los hombres se van a tonear (irse a una fiesta, reunión, disco, etc; todo lo que implique trago) mientras sus enamoradas están solas rebobinando y recordando todo aquello que van cargando en su mente y que lastima su corazón, claro que en la recopilación le añaden, el sentirse solas con tremendo manganzón que no está cuando las lágrimas quieren salir. Me pregunto, ¿ellos no se dan cuenta de nuestro ánimo destruido o simplemente se hacen los que no captan? ¿ellos no pueden amar cuando uno necesita ser amada? Cuando estoy triste y sola (siempre sola), me siento al lado de mi perra; ella no se va, ella se queda.