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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.

28.2.12

Mujeres culpables de no ser objetos

Peor que un hombre irrespetuoso es una mujer que lo tolera...

El trabajo me está volviendo loca. Todo se ha oscurecido en un par de meses. He descubierto que soy más frágil de lo que pude creer. Hoy estoy al borde de la histeria, a punto de tirar la toalla, con más pastillas en mi cartera que una farmaco dependiente, con la rabia contenida. Mi pecho se ha vuelto una cárcel de mis emociones. Guardo impotencia, enojo, indignación, adrenalina; parece que después de todo, el amigo que me dijo un día "no hay quien pueda ayudarte" tenía mucha razón.

"No hay quien pueda ayudarte" como mujer en esta asquerosa sociedad siempre estarás sola y serás tú quien tenga más que perder. 

Toda la inmundicia tiene un detonante. Un hombre pensó que siendo una, joven, bonita y eficiente podía estar a su alcance, podía caer en sus garras.  Un señor pensó que él, más viejo, y, en su fantasía, más poderoso, podría permitirse tratar a su antojo a una muchachita que lo veía con repudio. Déjeme le repito, que a una señorita se le trata en los límites que ella imponga y se mantiene distancia, cuando ella no permite cercanías. 

La indignación fue más fuerte que yo y contradiciendo el comentario de mi buen amigo, tome las medidas respectivas para frenar el trato incómodo de ese asqueroso señor, pero me equivoqué. Al menos eso siento ahora. La persona que podía brindarme apoyo y seguridad de estar en todo mi derecho de poner un "hasta aquí" a aquel cerdo, sólo jugó en mi contra. Luego de confesarle mi incomodidad entre lágrimas de impotencia, porque solo hace falta ser mujer para entender lo desagradable que puede resultar un trato similar, prometió ser protectora y hacer lo necesario para conseguir que se castigue al tipo. Sin embargo, siendo ella tan "mujer" como yo, no hizo más que ser cómplice de un asqueroso y poner dicho incidente como antecedente de una "loca neurótica".

Como en todo caso de este tipo, castigan a la mujer que no comparte el juego de un asqueroso. Ahora solo soy yo, delicada. Y la respuesta del entorno ante mi incomodidad es que "no estoy acostumbrada a eso".

De niñas, no nos acostumbran a ceder a todos los deseos de los hombres. Al menos ese no fue mi caso. 

Hoy mi espacio laboral es pésimo. Después del incidente, ya no soy más, eficiente. Ahora solo se escribe de mi y se recalca, mi "neurosis". 

7.2.12

El terremoto que remece mi vida

No entiendo cual es el afán que tenemos por encontrar una pareja estable, por enamorarnos locamente. No entiendo porque buscamos con obsesión ser parte de algo, tener con quien andar de la mano. Es una incertidumbre casi adolescente que muchas veces nos obliga a llenar vacíos con personas que no cumplen, no dan la talla, no encajan, no son lo que uno espera. La desesperación por exponer una supuesta felicidad nos obliga a cometer grandes errores o apurar lo que quizá deba ir más lento. Buscamos que otros nos den la estabilidad que no podemos conseguir por sí solos. Buscamos que alguien que no puede manejarse a sí mismo, sea el conductor de un nuevo comienzo.

El amor es muchas cosas, pero no necesariamente es "estable", no necesariamente es "maduro", no necesariamente es "perfecto". En la maqueta de la "relación feliz" que todas construimos en nuestra mente hay un hombre PROTECTOR, AMOROSO, DETALLISTA, MADURO, SINCERO, FIEL, DECIDIDO y en la producción de nuestro proyecto, nos damos cuenta que, en papel, todo parecía más fácil. 

Eres sorpresa, eres decepción, eres felicidad, eres llanto, eres impotencia. Tienes en tus manos mis ganas de seguir adelante, mis fuerzas, mi ira, mi desesperación y bastan tus palabras para remecer todo lo que puedo sentir. Pareces, algunas veces, ser la decisión correcta, ser una inversión que valió la pena, valió los años, valió los obstáculos superados, valió el esfuerzo. Pareces, algunas veces, ser un amor no correspondido, una persona que no valora lo que se le brinda, hiriente e indiferente. Pareces no amar con la misma devoción con la que se te ama. Pareces haber perdido el miedo a perderme. Remeces todo lo que siento, remeces todo lo que soy.