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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.

2.5.10

El síndrome de la amistad olvidada

Una vez tuve una amiga que era casi una hermana para mi. Disfrutábamos del mayor tiempo posible juntas. Conocía sus más íntimos secretos y ella los míos; parecía ser una amistad de esas que duran para siempre; sin embargo, en el momento menos esperado, llegaron personas valiosas e irremplazables a nuestras vidas; cada una de nosotras vivió posiblemente lo que será el mejor recuerdo de nuestra ingenua adolescencia. Digo "ingenua" porque a pesar de los incansables esfuerzos que hacíamos por demostrar que habíamos vivido en demasía, siempre resaltaba una camuflada inocencia detrás de capas de maquillaje que buscaban ocultar nuestra menuda edad. No aborrezco su dicha, en lo absoluto, en todo momento apoyé sus decisiones a pesar de mis opiniones; es ese el trabajo de una amiga, creo así. Sin embargo, me topé con una amistad que prometió, pero no cumplió, ser eterna, leal, incansable e incondicional.

Una tarde de otoño, alguien se enamoró; por la cercanía de esta persona, su alegría era mi dicha, sentí felicidad por contemplar su entusiasmo, por contemplar cuanto amor irradiaba. Esa persona era mi hermana espiritual, era el primer número de mis llamadas recientes, era el 90% de mis mensajes, era protagonista de mis fotos, era mi compañera de las tardes aburridas en las que solo quieres sentarte y hacer nada, era mi cómplice de travesuras, de maldades, de venganzas, de todo, absolutamente todo. Ahora no es nada, solo es un saludo en el messenger y una pregunta vacía y totalmente desinteresada de ¿cómo estás? a la que respondo cual desconocidas con un "Bien y ¿tú?". Como un huracán, el transcurrir del tiempo se llevó la mano que apretaba la mía para hacerme sentir que estaba presente, dibujó un abismo, una muralla, un cerco perimetral que resguardaba su vida de mi presencia molesta, ese maldito huracán se llevó mis secretos, se llevó mis frustraciones, se llevó mis recuerdos, se llevó a mi amiga.

Sé que el verdadero amor llega en el momento menos pensado y hay que alimentarlo, mantenerlo y cuidarlo; sin embargo, me encuentro confundida al descubrir que hay amores que se esfuman, que se mueren y se reemplazan. Es así, alguien remplazó el grueso de sus amigos, por un amor que presume será eterno. Y es ahí donde me pregunto, ¿El amor y la amistad no pueden ser parte de una relación colateral? Yo pienso que si y trató de ponerlo en práctica, aunque lamentablemente, ya no con los amigos de antes, sino con los pocos que viajan a la par de los años.

A mi corta edad, soy capaz de afirmar que este "síndrome de la amistad olvidada" afecta en mayor porcentaje a mujeres y uno menor a hombres. Y digo, ¡¿Por qué?! ¿Por qué ellos suelen ser más consecuentes en ese aspecto?  La verdad no lo sé, pero  creo que cuando nos enamoramos, tratamos de dar todo de nosotras; el problema es que a veces, incluimos también nuestro tiempo en su totalidad. Basada en mi experiencia personal, entendí que el peor error que podemos cometer es abandonar a nuestros amigos por la pareja, no negaré que en un inició tropecé de está manera, pero el tiempo me hizo reflexionar y caer en la cuenta de que los amigos son indispensables: una relación, a pesar de prometer la eternidad, suele, de vez en cuando, tener altibajos, no ser del todo comprensiva, no tener oídos para escuchar los aflicciones personales y no hay nada más duro que encontrarse sola en medio de una tempestad. Espero en un futuro encontrarme con aquella vieja amiga y percibir más que palabras vacías en sus oraciones dirigidas hacía mí, espero encontrar a alguien parecido a aquella persona que conocí.

2 comentarios:

Heron dijo...

wow ahora si va enserio

ok

hector2icarus dijo...

Gracias por compartir.