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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.

22.6.10

Direcciones opuestas

La estabilidad nunca los caracterizó; Mil peleas y palabras punzo cortantes fueron más bien el sello de su relación. Astrid estaba enamorada, más enamorada de él que de sí misma. Rodrigo sólo amaba divertirse con ella y a costas de ella. Historias de un amor, para nada, simplemente las tormentas. El par iba en direcciones opuestas; mientras el tiempo transcurría, Astrid soñaba con la promesa de eternidad; mientras las horas volaban, Rodrigo desesperaba porque llegará el momento para terminar. Pues sí, hay cosas que se vuelven tan cotidianas como el saludo, en el caso de estos dos, jugaban a ponerle fin a lo que parecía ya no ir más.

Es posible jugar, pero no existen juegos eternos; es posible ganar o simplemente perder "GAME OVER" y terminar la ficción para volver a la dura realidad. A veces, caes de una nube imaginaria y estrellarse contra el pavimento de las verdades crueles no es nada satisfactorio, no es nada divertido, posiblemente, totalmente inesperado. "POSITIVO", fueron los cinco minutos más traumáticos para Astrid, mucho más caótico el resultado de su impaciente espera. Dos líneas de un rosa tenue se dibujaron sobre sus ojos, dos líneas de un rosa tenue quebraron sus sueños, sus objetivos y sus planes a futuro. Un embarazo a los dieciocho no estaba contemplado, había muchas cosas que hacer antes; "Para aprender hay que equivocarse", para su desdicha, hay errores que simplemente no pueden enmendarse. Al parecer, en la práctica su consejo primordial no le era TAN efectivo. Sin embargo, no estaba triste; no se sentía abatida, no era el fin. Quizás era el comienzo de una nueva vida.

-Cosi, necesito hablar contigo- dijo Astrid.
-Dime, Trish. Rápido, flaca, que ya safo.
-Ya, Rodri, pero no puede ser rápido, es algo muy díficil de decir.
-Habla, gorda.
- Cosi, es que...
-Es que??!...
- Es que...
-Es que??! Astrid, no juegues con mi paciencia, sabes que odio eso.
-Ya ya ya ya... Cosi, estoy embarazada.
-...

Astrid contenía una serie de sentimientos encontrados; Era alguien nuevo, era suyo, era de su amor; era un problema, era una preocupación, era prematuro, era inesperado; sin embargo, ella lo soñó, lo planeó. Simplemente, llegó antes de lo pensado y no por eso no iba a recibirlo con las algarabías que ese pequeño ser merecía. No estaba sola, tenía a Rodrigo al lado y el nuevo invitado a la historia los uniría más; Lo amaría, los amaría, la amaría, la amarían.

-... Cosi, dime algo. Vas a ser papá.
- NO...
- No?
- NO
- ¿cómo que no? Rodrigo, es nuestro, es de los dos.
- Astrid, tú eres una persona muy buena onda y me caes bien, pero, flaca, no te quiero y no quiero atarme a ti ni a un hijo. Mi---
-Pero, yo te amo, no puedes hacernos esto.
- Mírame, ¿crees que yo puedo ser papá? Flaca, madura.

Las ilusiones de Astrid se hicieron nada; ahora sí estaba sola, no sólo sola sino también, decepcionada; el juego se acabó. Este adiós era definitivo.

15.6.10

Mentiras

La confianza, ¿qué es la confianza?

La confianza es un privilegio que inconscientemente brindo a las personas que amo, que parecen amarme tanto como yo a ellos y demuestran, aparentemente, una lealtad ininterrumpida e inquebrantable. Confiar me permite sentir que en este mundo caótico puedo creer que hay personas formidables, sinceras y dispuestas a entregarse transparentes ante quienes no hacen más que regalarles todo el amor que tienen para dar. Tú confias porque agradeces que te amo; yo confío porque tu amor se lo merece. Sin embargo, nacen preguntas en mi interior; sí la confianza se rompe, ¿es qué acaso tu amor fue una mentira? sí mis ojos no brillan y resaltan de alegría, sino se inundan mientras observan como se derrumba un corazón creyente, ¿valió la pena amarte y cegarme ante la ilusión de tu verdad? ¿Por qué confiar?

Sus ojos se ahogaban en llanto, mientras él solo atinaba a negar cínicamente todo aquello que lo inculpaba; sus palabras solo trataban de ocultar lo evidente. ¿Qué era lo evidente? Lo ridículo de su mentira. ¿Cómo pudo? Hombres, lamentablemente de esos que caminan tras la manada, tal cual borregos sin criterio alguno; Esos que utilizan el cerebro para construir pretextos, argumentos falaces y frases hechas capaz de enamorarnos, pero, tontos, tontos para improvisar cuando el libreto no escribió sus líneas. De corazón grande y cerebro pequeño, desafortunadamente, esos no nos sirven. Tan extenso ese órgano, capaz de albergar a cuanta incauta aparezca y decline ante una lengua viperina; como dicen en las calles, "ahí hay amor para todas", pero todas no quieren tu amor ni se encuentran dispuestas a regalártelo; Una sola fue capaz de darte todo aquello que pudiste querer, todo aquello que pudiste soñar; patéticamente, nunca fue suficiente.

Ilusamente, nuestra protagonista regalaba besos telefónicos y melodiosos "Buenas noches", acomodaba su almohada, se sumergía en el calor de su cama e iniciaba un sueño de amor. Mientras la brillante luz de la pantalla del celular empezaba a apagarse, el "bello durmiente" guardaba el disfraz de somnoliento bajo las sábanas, mientras se dirigía hacia la puerta con dirección a la vida nocturna, en busca de amor; sí, más amor, porque el de su ingenua niña no era suficiente. ¡Qué ilógico pensamiento! Nunca imaginó que esa niña podría decir adiós sin tentar su corazón; la intuición femenina es un don, eso lo sabemos nosotras, y ellos nunca podrán entenderlo o aceptarlo; la memoria selectiva de una mujer nunca olvida los pretextos de un hombre; el hombre, siempre olvida lo dicho cuando no es cierto; el noctámbulo subestimó la inteligencia de su amada, mintió sin contemplar la posibilidad de que todo en está vida sale a relucir; Nunca imaginó que la ingenua nena no perdonaría su maldita blasfemia; y aunque perdonara, algo murió entre los dos, la confianza.