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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.

15.6.10

Mentiras

La confianza, ¿qué es la confianza?

La confianza es un privilegio que inconscientemente brindo a las personas que amo, que parecen amarme tanto como yo a ellos y demuestran, aparentemente, una lealtad ininterrumpida e inquebrantable. Confiar me permite sentir que en este mundo caótico puedo creer que hay personas formidables, sinceras y dispuestas a entregarse transparentes ante quienes no hacen más que regalarles todo el amor que tienen para dar. Tú confias porque agradeces que te amo; yo confío porque tu amor se lo merece. Sin embargo, nacen preguntas en mi interior; sí la confianza se rompe, ¿es qué acaso tu amor fue una mentira? sí mis ojos no brillan y resaltan de alegría, sino se inundan mientras observan como se derrumba un corazón creyente, ¿valió la pena amarte y cegarme ante la ilusión de tu verdad? ¿Por qué confiar?

Sus ojos se ahogaban en llanto, mientras él solo atinaba a negar cínicamente todo aquello que lo inculpaba; sus palabras solo trataban de ocultar lo evidente. ¿Qué era lo evidente? Lo ridículo de su mentira. ¿Cómo pudo? Hombres, lamentablemente de esos que caminan tras la manada, tal cual borregos sin criterio alguno; Esos que utilizan el cerebro para construir pretextos, argumentos falaces y frases hechas capaz de enamorarnos, pero, tontos, tontos para improvisar cuando el libreto no escribió sus líneas. De corazón grande y cerebro pequeño, desafortunadamente, esos no nos sirven. Tan extenso ese órgano, capaz de albergar a cuanta incauta aparezca y decline ante una lengua viperina; como dicen en las calles, "ahí hay amor para todas", pero todas no quieren tu amor ni se encuentran dispuestas a regalártelo; Una sola fue capaz de darte todo aquello que pudiste querer, todo aquello que pudiste soñar; patéticamente, nunca fue suficiente.

Ilusamente, nuestra protagonista regalaba besos telefónicos y melodiosos "Buenas noches", acomodaba su almohada, se sumergía en el calor de su cama e iniciaba un sueño de amor. Mientras la brillante luz de la pantalla del celular empezaba a apagarse, el "bello durmiente" guardaba el disfraz de somnoliento bajo las sábanas, mientras se dirigía hacia la puerta con dirección a la vida nocturna, en busca de amor; sí, más amor, porque el de su ingenua niña no era suficiente. ¡Qué ilógico pensamiento! Nunca imaginó que esa niña podría decir adiós sin tentar su corazón; la intuición femenina es un don, eso lo sabemos nosotras, y ellos nunca podrán entenderlo o aceptarlo; la memoria selectiva de una mujer nunca olvida los pretextos de un hombre; el hombre, siempre olvida lo dicho cuando no es cierto; el noctámbulo subestimó la inteligencia de su amada, mintió sin contemplar la posibilidad de que todo en está vida sale a relucir; Nunca imaginó que la ingenua nena no perdonaría su maldita blasfemia; y aunque perdonara, algo murió entre los dos, la confianza. 

1 comentario:

Lorena dijo...

¿Qué decir? Que la mayoría de "Rodrigos" actuarían como el de tu historia... Mientras que la inmensa mayoría de chicas que se enfrentan a un embarazo no planeado tratan de ser las mejores madres dentro de sus posibilidades e intentan criar y educar a sus hijos como buenamente pueden, en el caso de los chicos, suele ser lo contrario...

Y si hablásemos sólo de los adolescentes... Pero se conocen tantos casos de HOMBRES ADULTOS que actúan así, que hay que asumir que los verdaderos bebés son ellos...