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La frase suelta del Día

Ríe todo lo que quieras, no por enamorar a alguien. Si no para que sepa que eres feliz y no lo necesitas.

24.3.10

Niégamelo

Sería absurdo y mentir si digo "nunca me pasó", porque la verdad también fui víctima en algún oscuro y sombrío momento de mi vida de un crimen como éste. Está es la historia de una niña que se ilusionó y empezó a sentir maripositas en el estómago (y no era gastritis) cuando hablaba con "ese" y digo "ese" porque no merece ni tener título de hombre. Afortunadamente todo el fragmento sentimental de nuestro cuento se encuentra en tiempo pasado, pasado y, por el bien de la protagonista, esperamos que pisado.

Érase una vez, una princesa que creyó, en medio de un tupido bosque de edificios, zorras, perros, venados, y toda clase de animales que físicamente no aparentan serlo, encontrar un príncipe que en su caso no era azul, sino rosa; ella atravesó un largo camino tratando de alcanzar al galán de cuento de hadas; caminó y caminó pero no lograba llegar hasta donde él estaba; sin embargo, escuchaba claramente su voz, leía en el cielo sus palabras y su corazón se hipnotizaba, se embobaba, se idiotizaba (no te ofendas, a todas nos pasa). Guiada por el sonido de su canto nada celestial, lo encontró en una cabaña ruidosa y llena de alcohol; por fin estaba junto a él, aunque, después de todo, no era tan guapo, no era tan alto y definitivamente, no era tan extrovertido, pero eso no le interesó, porque le encantaban sus versos, sus frases y sus mensajes. Así transcurrieron días y ellos juntos; él, todo un caballero, consentidor (de esos que nos timan), un adonis; ella, encantada con las atenciones prestadas, una vez más, empezaba a creer que existía un mundo lleno de color (no se de que canción es eso) y así, empezaba a abrir su corazón; recalco, "empezaba", suerte la suya que aún no lo regalaba porque, tal vez, el pobre órgano terminaría de anticucho. Hombres, hombres y hombres, se le cayó la máscara, no era más que un cuerpo de tronco amarrado a un sapo, un simple y baboso sapo.


En un primer momento hubo mentiras de su parte, pero la princesa ilusionada, después de mucho meditar, trató de olvidar; ellos empezaron de nuevo, hicieron borrón y cuenta nueva. ¿Qué no había tenido suficiente? Pues, al parecer no; a pesar, de la infinidad de consejos y palabras desfavorecedoras hacia el "príncipe sapo" que pronunciaron sus amigas, ella volvió a caer en el mismo hoyo negro, profundo y negro. Una vez más le falló. Él encantador muchacho que la llevaba a todo lugar y como un loco enamorado pagaba hasta el caramelo que ella comía, él que le pregonaba amor e imploraba por una oportunidad, a sus espaldas negaba toda relación alguna con la incauta dama. Sí, la negó y negó ridículamente en el entorno de sus amigas.

¿Qué puede pasar por la mente de un hombre para negar lo innegable? ¿Qué puede pasar por la mente de un hombre para negar lo que dice sentir? En realidad, no lo sé y tampoco logro comprenderlo, solo sé que ese tipo seres son repugnantes y no se merecen más que el desprecio. Aunque tonto, en algún momento también pasé por eso; sin embargo, dichosamente mi corazón no se encontraba vinculado en ningún sentido con el susodicho y su desplante solo ocasionó en mi una reacción de indignación, mas no de decepción, pues no esperaba absolutamente nada de aquel niño. Y pensé lo estúpido que era un hombre capaz de negar, lo que en sus sueños más profundos anhela. Y entendí que era un sinónimo de inestabilidad. Nadie quiere en su vida a alguien que simple y llanamente no tiene delicadeza alguna para darle el lugar que se merece, nadie quiere a un PATÁN a su lado.

20.3.10

Fin de semana sin ti

Otro fin de semana en casa sola rodeada de tanta gente; otro sábado que, a pesar de jugar al papel de fuerte, las lágrimas ganaron la batalla y se derramaron de mis ojos perdidos por un amor que no está; otro día que la ilusión de unos brazos que me inspiran protección se desvaneció como aquel arco iris que iluminó mi atardecer y a los pocos segundos me abandonó como el sol, no tocó mi indefenso cuerpo que solo pedía atención, congeló un tonto corazón. Otro sábado pasó y sé que una vez más tus "te extraño" fueron bonitas palabras de amor, pero no con amor. Tus "te extraño" solo son la unión de vocales que forman un sonido que goza de significado, sin embargo, carece de sentimiento alguno.

Yo lloro de rabia, de tristeza, de impotencia, de decepción, de desamor; la verdad, no sé porqué no llorar. Tú repites una y otra vez: "No me entiendes"; yo con ganas de decirte: "ya escuché. Ya me lo aprendí, y es verdad, nunca te entenderé". ¿Qué es eso que no logro comprender? Te lo explicaré aquí en silencio porque aunque lo diga nunca aceptarás que duele, que lástima y que me hiere. Las ganas de verte me invaden, me vuelven loca, porque aunque me ruborice aceptarlo, me haces falta, te necesito aquí, te necesito conmigo. Muchas veces, me faltarían dedos para enumerarlas, acepté esperar, esperar por ti; gastar minutos, horas, días de mi vida ansiando el momento de tenerte a mi lado cuando preferiste estar con tus amigos que consolarme mientras mi corazón se hacia trizas, cuando no estuviste en los momentos importantes, cuando tuviste alguna otra cosa que hacer, cuando no había tiempo para un beso, cuando me dedicaste quince minutos y no reclamé, porque te amo. Sabes, no pedí mucho, solo necesitaba una hora de tu tiempo, una hora que valdría la pena, a cambio de las muchas que pasaríamos juntos, aunque te pareció un costo excesivo y quizá pensaste como siempre: "Es igual; otro día nos vemos". Y yo te digo (todavía en silencio), no dejes para mañana lo que podríamos vivir hoy; No sabes si tal vez esta noche Dios me diga que se terminó mi estadía en este mundo de cemento, aerosol, dióxido, tabaco, alcohol e indiferencia; no sabes si tal vez el beso que pudiste darme sería el de despedida; no lo sabes. Es que un lunes no es igual que un martes; ni un sábado, igual que un domingo; jamás reemplazarás lo que pudimos haber vivido este día. Tampoco quiero sonar injusta; tú me regalaste dos meses de tu vida cuando no estuve aquí, me esperaste, me amaste y me inspiraste la confianza necesaria para amarte a la distancia, no obstante, ¿una hora es acaso mucho pedir? Lamentablemente, sigo callando, sigo dejando que el ruido de mi llanto se infiltre por el celular y todo lo antes dicho solo lo escuchó mi mente; solo sentí como cada palabra penetraba mi corazón que se hacía más débil.

18.3.10

Rompieron mi ilusión


Sigo siendo ilusa; hasta cierto punto, inocente; de esas chicas que creen en los cuentos de hadas y sueñan vivir en uno; de las que todas las noches antes de dormir planean su vida perfecta; de las que se creen las típicas frases de ellos; de las que están enamoradas y piensan que el "primero" también será el "último". Es tan triste aceptarlo, pero destrozaron mi ilusión, porque aunque me proyecte en pensar en el futuro, en entregar mi vida entera y los años que quedan de ella, del otro lado, no existe tal disposición.


Y vivieron felices para siempre ¿?

En el dibujo imaginario de mi vida se aprecia un ambiente de armonía, felicidad y éxito, acompañado de quien, para mí, es el amor en todo su esplendor; Juntos, casados, enamorados, unidos como siempre y para siempre. Sí, porque aunque suene ridículo, me enamoré al punto de pensar que encontré a quien compartirá conmigo todos los años que faltan por vivir; sin embargo, todo eso parece ser solo un sueño y pertenecer a mí mente fantasiosa y estúpida. Maldita televisión que nos presentó a las princesas de Disney y a todas las historias de amor que solo existen detrás de esa pantalla. Maldita mi conciencia que me obliga a sentir que mi cuento de hadas no es más que simple utopía.

Cuantas veces escuché el tono de su voz diciéndome que yo soy la mujer con quien quiere estar el resto de sus días; tal vez cierto, pero bajo sus propias condiciones, porque como una vez claramente lo dijo él piensa que antes de casarse se tiene que probar haber si las cosas funcionan y yo me pregunto, ¿qué tendría que probar? ¿si hay amor? acaso no está seguro de eso, ¿si lo amo? acaso lo duda; yo me pregunto, después de todo el amor que le he dado y del que me falta por dar, aún necesitará intentar. No es que yo me quiera casar ya en este instante; claro que no, antes tengo que realizarme profesionalmente; solo me entristece pensar que tal vez, yo entrego todo de mi para alguien que quizá nunca quiera dar un paso más conmigo, nunca quiera asumir un compromiso en nombre del amor que sentimos; alguien que ante los comentarios en son de broma de los demás acerca de "¿Cuando se casan?" solo calla y a mi me da a entender que eso es un nunca.